lunes, 8 de abril de 2013

CARTAGENEROS - II

En “Cartageneros I”, del14 de marzo pasado, resaltaba como nos olvidamos fácilmente de los ensalzamientos que solemos hacer en un momento dado, y como son olvidados al poco tiempo.
Un ejemplo podría ser un suceso ocurrido el día 9 de octubre de 1790, donde un temblor de tierra ocasionó un tremendo susto a toda la población de Cartagena.
El vecindario, cantó un solemne Tedeum a la Santísima Virgen de la Caridad agradecida por haber salvado a Cartagena de esta catástrofe, caso que no ocurrió en Orán, que destruyó casi toda la ciudad, muriendo más de 400 soldados del regimiento Asturias allí afincado. Asimismo los cartageneros, también recordaron al santo de ese día, San Dionisio Aeropagita, por haber tendido su manto protector sobre la ciudad (su origen era Aeropago, un barrio de Athenas)

San Dionisio Aeropagita


Respondiendo al sentir popular, el Concejo Municipal acordó el 11 de octubre de ese mismo año: "Que con motivo de la patente protección ejercida sobre esta Ciudad por San Dionisio y por sus patronos e intercesores la Santísima Virgen del Rosell y los gloriosos Cuatro Santos, librando a esta Ciudad de las desgracias acaecidas en otras poblaciones con motivo del horroroso terremoto que tuvo lugar en el día de aquél, se vote por el Ayuntamiento perpetuamente como fiesta, el expresado día de cada año, teniéndole como abogado protector al par que a la Santísima Virgen del Rosell y los Cuatro Santos de Cartagena, celebrándose en dicho día una solemne función semejante a la que celebra la ciudad en el día de Santa Catalina Virgen y Mártir”.
Como puede verse lo de fiesta perpetua se quedó en el olvido, como ocurre tantas veces.



Ramón Serrano Suñer.
Foto Enciclopedia
Nación Española

En otras ocasiones, es el homenajeado quien rechaza los honores, nuestro paisano D. Ramón Serrano Suñer (Cartagena 1901-Madrid 2003) “el cuñadísimo” (casado con Ramona Polo, hermana de la esposa de Francisco Franco), renegó de su pasado, de su tierra de origen… de nuestra Cartagena.
Cuando era Ministro de Asuntos Exteriores, renunció a ser Hijo Predilecto de la ciudad, el Ayuntamiento le hizo esta distinción el 30 de enero de 1942. Pero el Sr. Serrano prohibió asimismo que se colocara su retrato en la sala capitular del Ayuntamiento, y el proyecto de darle su nombre a la calle del Carmen no se llevara a cabo, asimismo que no se pusiera una placa en la casa donde nació. Posiblemente la última ciudad en rendirse en la pasada guerra civil no merecía tal distinción.

D. Bartolomé Spottorno y de María (Cartagena 7-7-1814, Cartagena 12-5-1882), su padre, originario de Italia, al afincarse en Cartagena inicio rápidamente relaciones mercantiles con los genoveses y malteses residentes en esta ciudad, siendo su hijo Bartolomé quien siguiendo sus pasos aseguró la dinastía más sólida de la burguesía cartagenera.
Cambio su apellido SPOTORNO, añadiendole una segunda T, imagino por darle más notoriedad.
Por medio de sus negocios navieros, consiguió los nombramientos de vicecónsul en Cartagena de Países Bajos, Portugal, Suecia y Noruega, cónsul de Prusia, siendo también agente consular de Dinamarca y de Grecia. Promocionó el ferrocarril de Albacete a Cartagena. Tuvo buena estrella en sus negocios, refrendo de ello es aparecer en 1861 como uno de los mayores contribuyentes del municipio.
Imagen de Región de
Murcia digital
Estuvo presente en casi todas las entidades netamente cartageneras: Presidente de la Junta de Comercio, Hermano Mayor de la Cofradía California, Director de la Sociedad Económica de Amigos del País, Hermano de la Cofradía de los Cuatro Santos, Director Junta de la Casa de Misericordia, Socio permanente del Casino.
Además de este tipo de actividades sociales, intervino en la política local, fue alcalde de Cartagena en tres ocasiones: 1855, 1869 y 1881. En la calle del Cañón todavía esta en pie la casa palacio que mando construir para él y su familia.
En su primera singladura como alcalde, en 1855, el Gobierno por medio de un Real Decreto concedió al Ayuntamiento el título de Excelencia, «por ser la primera población de esta parte de España que dio la señal de guerra en la de la Independencia”.
Cuando en 1862 llegó a Cartagena el escritor danés Hans Christian Andersen (si, el de los cuentos infantiles, además de otras obras), D. Bartolomé como cónsul de Dinamarca le atendió, y le recomendó a su hijo Ricardo para enseñarle la ciudad.

D. Luis Angosto Lapizburú, (Cartagena 16-3-1849 – Cartagena 13-6-1922), Marino, Senador, Jefe del Partido Conservador de Cartagena. Navegó por la mayoría de mares del mundo. Diputado por Cartagena y Sta. Cruz de Tenerife. Escribió sobre la navegación por las Filipinas, y mejoras a realizar en el puerto de Cartagena, así como intentar resolver los problemas de abastecimiento de agua potable que padecía la ciudad.
Profesor de la Academia Militar en la Escuela de Torpedos.
Fundador de la Cofradía de San Ginés de la Jara en 1917, teniendo como sede la catedral antigua. Fomentó también la del Cristo del Socorro.
Instituyó en colaboración con el Párroco de Santa Lucia, don Bartolomé Sánchez, la Procesión Marítima en honor del Apóstol Santiago, que desde entonces todos los años se celebra el 25 de Julio.
Lo más sobresaliente de su persona, era su humanidad y dedicación para intentar resolver los problemas de los más necesitados. En su destino como militar llegó a comprar esclavos, en zonas donde era legal este tráfico, para liberarlos posteriormente.
Su actitud piadosa y caritativa la mantuvo muchos años, colaboró en la fundación de un lugar de acogida, la Casa del Niño, siendo miembro de la Junta de Protección de la Infancia y Represión de la Mendicidad.
Galeras
Parece ser que perdió toda su fortuna en obras de caridad, beneficiando a los más pobres de la ciudad. Montado en una galera recogía a niños que vagaban por las calles, llevándolos a comer a la bodega que existía en la casa núm. 11 de la Calle de la Caridad.
Su muerte fue sentida en toda Cartagena, y reconocida por el Ayuntamiento, a sólo pocos días del fallecimiento, 23 junio, y ponía su nombre a una de las calles principales de la ciudad, la calle del Duque se llamaría de “Luis Angosto” a partir de ese día.
Como decía al principio… nos volvemos a olvidar con el transcurso del tiempo, sigue llamandose “calle del Duque”. Por lo menos, posteriormente pusieron en el barrio de Santa Lucia una calle con su nombre, recordando a este cartagenero.

Miguel Cabanellas Ferrer (Cartagena 1872- Málaga 1938), fue el Presidente de la primera Junta creada por los militares sublevados en 1936, durante la Guerra Civil.
Miguel Cabanellas Ferrer.
Postal de ARTE Bilbao,
propiedad J. Almarza
Estuvo destinado en la guerra de la Independencia cubana. Participó en las guerras de Marruecos, organizando las unidades de Regulares formadas por marroquíes dirigiéndolas en la conquista de Larache.
Cuando ascendió a general, ya en 1921, mandó algunas de las tropas que trataron de recuperar el territorio ganado por los rebeldes rifeños y que defendían la ciudad de Melilla.
Durante la dictadura de Primo de Rivera, en 1926, pasó a la reserva. Por su fama de republicano, durante la II República lo ascendieron a jefe de la 2ª División en Andalucía (1931); más tarde comandante en jefe del ejército de Marruecos; y, finalmente, director general de la Guardia Civil (1932).
Como militante del Partido Radical, fue elegido diputado en 1933.
En julio de 1936, estando destinado en Zaragoza, se unió a la rebelión militar origen de la Guerra Civil española. Desde las más altas instancias del Gobierno le propusieron que depusiera su actitud y se integrara a las fuerzas leales de la República, pero Cabanellas se sumó con decisión a los rebeldes.
Al ser el militar más antiguo, fue nombrado Presidente de la Junta de Defensa Nacional desde el 24 de julio de hasta el 3 de octubre del mismo año (el primer y único Presidente). Se rumoreaba que su nombramiento era una treta para apartarle del mando directo a la tropa, al ser considerado por sus compañeros de insegura afiliación a la causa rebelde.
Como Presidente de la Junta de Defensa Nacional, en septiembre de 1936, se opuso al nombramiento del general Francisco Franco como jefe supremo de la insurrección, a quien conocía por haber estado a sus órdenes en Marruecos, estimándole como soldado, pero desconfiando de él por sus ideas contrarias al republicanismo,
El 1 de octubre de 1936 al hacerse oficial el nombramiento de Franco como jefe militar y político de los rebeldes, Cabanellas, perdió todo influencia, y se le destinó a tareas burocráticas, como Inspector General de Hospitales, falleciendo el 14 de mayo de 1938, en Málaga, un año antes del final de la Guerra Civil.


Bibliografía:

- El Eco de Cartagena 14 junio 1922
- Cartagena Nueva 6-6-1925
- Historia de las calles de Cartagena. Federico Casal Martínez. Imprenta Vda. De Carreño. 1930.
- http://www.biografiasyvidas.com
- La Guerra de los mil días. Guillermo Cabanellas. Barcelona, 1973
- http://www.regmurcia.com
- http://es.wikipedia.org
- Monasterio de San Gines de la Jara. Asensio Saez. Athenas ediciones. 1969.



1 comentario:

  1. UN COMENTARIO PARA JUAN ALMARZA , EL ARCHIVERO N. 1
    DE LA BONITA CIUDAD DE CARTAGENA,
    ABRAZOS CONCHITA.

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