martes, 9 de octubre de 2012

LA LAJA DEL PUERTO DE CARTAGENA

    La costa mediterránea tiene muchos tramos de relieve accidentado, con la existencia de acantilados, muchos de ellos separados por calas y ensenadas, una de ellas da cobijo al puerto de Cartagena, considerado desde los fenicios como uno de los puertos naturales más resguardados del Mediterráneo.
    Esta ubicado en el sureste de la península ibérica, y ha sido siempre considerado como uno de los fondeaderos más seguros para todo tipo de embarcaciones, por su excepcional diseño natural que le hace estar resguardado de los vientos, disponer de calado, ser fácilmente defendible por los montes que lo rodean, etc. Este escenario privilegiado, hizo que fuese deseado tanto por griegos y fenicios, como cartagineses y romanos, consiguiendo hacerlo uno de los puertos navales y comerciales más famosos del mundo mediterráneo de aquella época.
    El gran navegante Andrea Doria (1466-1560) elogiaba su seguridad con su famosa cita ''No hay navegación más segura que julio, agosto y el puerto de Cartagena'' . También lo apoya Miguel de Cervantes en su “Viaje del Parnaso”, obra narrativa en verso, donde saliendo desde el puerto de Cartagena, emprende la misión, después de reclutar a los mejores poetas españoles, de librar una batalla contra los poetas mediocres. Sus versos quedan reflejados en el mosaico que existe en la fachada del gobierno militar, frente al ayuntamiento de Cartagena.
Tras la salida de los bizantinos, el puerto perdió interés. Con Alfonso X, su reino se encontraba inmovilizado entre la Corona de Aragón y el Reino de Granada, Cartagena fue la única salida del reino castellano al Mediterráneo. La importancia estratégica de este puerto era básico para la política militar del Alfonso X el Sabio.
Pero, pese a sus buenas cualidades de magnifica ensenada, había un inconveniente peligroso que debían conocer los marinos para acceder a ella: La Laja o Losa del Puerto, o simplemente la Losa.
La entrada entre los cerros de Galeras y el de San Julián, quedaba dividida en dos canales desiguales, motivado por un bajo de piedra caliza, de forma cónica con un calado en superficie de 0,6 metros, y ocupando una base de 77 metros de norte a sur y de 56 metros de este a oeste. Pese a estar balizado con una veleta de hierro, y conocida por los navegantes, molestaba mucho para la fácil entrada y salida del puerto, debiendo esquivarse con mucha pericia.
Perfil de la losa sumergida, dirección alineada con torre ayuntamiento y molino Molinete
De la época árabe queda en pie la linterna del castillo de la Concepción, que hacía las veces de faro, para señalar la posición de la Laja.
En todos los planos desde 1500 se marcaba la localización de la molesta losa, aunque no con la exactitud debida para el buen gobierno de las embarcaciones, ya que toda la navegación era a vela.

Plano de Teixeira 1634

Plano ingeniero Possi 1670


Ubicación exacta losa en plano de 1854
    Se pensó en destruir este escollo submarino, y había un proyecto del 15 de mayo de 1854 para volar con pólvora los 10.000 metros cúbicos de piedra arenisca de la Losa,ascendiendo el presupuesto a 1.329.960 reales de vellón. Se desestimó esta idea, ya que los escombros ocasionados por la voladura podrían impedir la navegación al disminuir la profundidad en sus cercanías.
    Los fuertes vientos del sur y del suroeste, por la configuración de la bahía, producen alteración en sus aguas, y dificultando la maniobrabilidad de los veleros al pasar cerca de la Losa, con los consiguientes naufragios; pudiendo evitarse este inconveniente con la construcción de dos diques rompeolas que defenderían la dársena de estos vientos.
Diques marcados en verdes, punto rojo la Losa
    Uno de ellos seria el dique de Curra, arrancando de la costa de levante, que conocemos como playa de San Pedro y terminando en la Laja o alto fondo situado a la entrada del puerto, eliminando al mismo tiempo el problema que causaba esta enorme roca cerca de la superficie. La longitud del dique seria de 762 metros; el otro rompeolas, llamado de Navidad, tiene su origen en la costa de poniente y punta del mismo nombre, y siguiendo dirección Sureste termina, mar adentro, a los 190 metros de su arranque. Al final de cada escollera, se proyectan dos recios y vistosos faros.

Bocana del puerto antes de efectuar las obras
    El 17 junio de 1857 se inician las obras, a los diez años llevaban depositadas unas 500.000 toneladas de material procedente de las canteras próximas, para la confección de las dos escolleras, más unos cinco mil bloques de hormigos, que formarían el muelle anexo.

Construcción de sillares para el rompeolas

Puesta de bloques en el dique

Bloques colocados en escollera de la Curra

Escollera sin acabar y sin faros

Muelle de la Curra acabado
Pese a disminuir la distancia de la primitiva bocana, que era de 520 metros, los 350 metros que ahora separan el canal existente entre el faro de la Curra y el Espalmador son suficientes para permitir el paso y maniobrabilidad de buques de alto porte. Y estas escolleras evitan los movimientos de mar ocasionado por los vientos, quedando el puerto en su interior como una balsa, al no ser afectados por ellos.
Las obras se finalizaron en 1885.

Dique y faro de Navidad - destellos color rojo
Faro de la Curra - destellos color verde
Una descripción de las dos escolleras, para más información, puede consultarse en la revista de obras públicas núm. 1116 de 1897 en  la siguiente dirección:


3 comentarios:

  1. Muy curioso, siempre crei que la losa estaba fuera del puerto, y no debajo del faro de la Curra.

    ResponderEliminar
  2. ¿Por qué se denomina Faro "de la Curra" o "de Curra"

    ResponderEliminar
  3. Se dice que el ingeniero que lo construyó, que era gaditano, le puso el nombre de su mujer para contentarla.
    No tengo documentación que avale esta circunstancia.
    En Andalucía, a Francisco /ca suelen llamarlos Curro o Curra.
    J. Almarza

    ResponderEliminar

Puedes poner tu opinión.